viernes, 17 de agosto de 2012



COPLAS DE LA DOLORES



A Joaquín Hernández Bretón, nieto del compositor, le debo el obsequio del nº 1 de MÚSICA “Album-revista musical”, publicada en Madrid, el 1 de enero de 1917, en la que dedicadas a María Ladvenant, viene la partitura de “Coplas de LA DOLORES, música de Tomás Bretón, con letras de Manuel Linares Rivas y de Fernando Periquet. Por la curiosidad que supone una misma composición con dos letras, y por lo poco o nada conocidas que son éstas, me inclino a transcribirlas:

Primera letra, que corresponde a Linares Rivas:
“Un mal hombre y un mal alma, que por desprecios se queja, vino a cantar a mi reja ¡ay! un maldecido cantar. Y a mi reja ya no hay hombre que con el cantar no llame que sólo con ser infame ya se ha hecho popular. ¡Copla!, ¡copla! , mala copla de un coplero burlador. Ojalá que en los infiernos se vea tu cantador. Si vas a Clatayud, si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa y amiga de hacer favores, y amiga de hacer favores, si vas a Calatayud.
Y desde el maldito día que al pie de la reja oí mi copla, que sólo es mía porque viene contra mí, no pasan días seguidos sin que vuelva la canción a sonarme en los oídos y ha herirme en el corazón. Pero tanto y tantas veces con ansia tan verdadera le pedí a Dios que me diera un remedio para mí, que, al fin, como siempre el cielo escucha a quien le suplica, me trajo la Pilarica lo que yo a Dios le pedí.
Un buen hombre, un alma buena de mí se compadeció, fue muy noble y tuvo pena ¡ay! de la pena que me vio. Y con un puñal certero supo ahogar la vil canción, dando al mísero coplero en mitad del corazón.
¡Copla!, ¡copla!, ¡mala copla!, oye otra copla mejor que la misma Pilarica le inspiró a un buen cantador. Si vas a calatayud, si vas a Calatayud no esperes lograr favores, que un hombre hay que responde cuando hablan de la Dolores, cuando hablan de la Dolores, si vas a Calatayud.”

Segunda letra, de Fernando Periquet:
“Si de negro voy vestida y me llamáis la Dolores, pensaréis que mis amores son ¡ay! mi constante dolor, como si a un matraco imbécil, que no logró que le amara, una copla le bastara para quitarme el buen humor. ¡Copla!, ¡copla!, sólo sirves para que en lances de amor, si me buscan dos a un tiempo, que me entienda con los dos.
Vaya pues, no faltaría sino que por tal cantar llorase. ¡Tonta sería si eso hiciese: llorar! Al contrario, si perdida para todo el mundo soy, quiero gozar de la vida y tras de mi fama voy. Que cuando un maño me place no he de esperar petitorios, le miro y sin requilorios digo la Dolores soy; y sólo por ese nombre que el cantar hizo famoso no hallo un hombre melindroso en aceptar lo que doy. Si pensó acaso que la pena me atrastrase hasta morir, mas mi vida es vida buena y así pues da gusto vivir; con esa copla he logrado la reputación mejor, lo que en todos es pecado en mí se llama favor. ¡Copla!, ¡copla!, más valiera que en vez de ensañarte en mí repitieses día y día lo que ahora vas a oír: Igual que en Calatayud, igual que en Calatayud, si buscas ciertos favores en todas partes a cientos encontrarás las Dolores, encontrarás las Dolores, igual que en Calatayud”.

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