jueves, 2 de mayo de 2013


LA  DOLORES
EN EL PRINCIPADO DE ASTURIAS


            La Dolores, nuevamente de actualidad. En esta ocasión, viaja a Asturias, donde en su capital, Oviedo, se presentará de gala, en el fastuoso marco del Teatro Campoamor, los días 30 y 31 de mayo y el 1 y 2 de Junio.
            A estas representaciones se les quiere dar la mayor solemnidad. A tal fin, en la Sala de Exposiciones del Teatro Campoamor, se ofrecerá al público una amplia muestra de documentos, fotografías, láminas, carteles y libros sobre “La Dolores”. Asistirán a la representación inaugural destacadas personalidades de la cultura y de la política de Aragón, entre ellas, el Consejero de Cultura del Gobierno de la Comunidad Aragonesa, Javier Callizo, y el alcalde de Calatayud, Fernando Martín.
            El día 29, a las ocho de la tarde, en la Sala de Conferencias del Teatro Campoamor, el escritor e investigador Antonio Sánchez Portero, disertará sobre la Dolores en la ópera, la literatura y la música, y, especialmente, sobre la ópera de Bretón que se representa.
            Para dar vida a esta ópera se cuenta con dos elencos de primerísimas figuras:
            En el papel de DOLORES, actuarán las sopranos Teresa Novoa y Laly Chilaia. En el de MELCHOR, los barítonos Rodrigo Esteves y Federico Gallar; y en el de LÁZARO, los tenores Javier Palacios y Manuel Beltrán. PATRICIO será interpretado por los barítonos Marco Moncloa y Harol Torres; y el sargento ROJAS por los también barítonos Ángel Rodríguez y Abelardo Cárdenas. CELEMÍN será escenificado por los tenores Ricardo Muñiz y Francisco J. Sánchez; y la figura de GASPARA la asumirá Silvia Leivinson.
            Participan de forma destacada en este acontecimiento el Grupo Folklórico “Solera de Aragón”, dirigido por Mariano Arregui. El director de orquesta es el maestro Argentino Tulio Gagliardo; el autor de los decorados y director de escena, Julián Molina. La producción escénica corre a cargo de Verdi Concert, cuyo director es Francisco Alonso Resalt.
            Gracias a Francisco Alonso, casado con la bilbilitana Maribel Rodríguez, ha sido posible que la magnífica ópera de Bretón, y con ella el nombre de Calatayud, se pasee en triunfo por diversos puntos de España. Ha estado en Jerez de la Frontera, en Santander, en Málaga. Ahora, en Oviedo. La asignatura pendiente es Aragón, Zaragoza, la patria de la Dolores. ¿Para cuando?
            La próxima cita, si es que no surge otra, lo que es muy posible, será en el Teatro Real, como quien dice, a la vuelta de la esquina, en la próxima temporada del 2004. Los preparativos para este magno acontecimiento, ya están en marcha. La última vez que se representó “La Dolores” en el Real de Madrid fue en mayo de 1925.                                                                                  Equipo de Redacción

Antonio Sánchez Portero
Tfono.: 976888017
Móvil:  654226938
Calatayud, 21 de mayo de 2002
           
         El PERIÓDICO DE GIJÓN                                          Sr. Director.
                                                                                              D.Rodrigo Cepeda
           
            Estimado amigo: Con motivo de la representación de la ópera La Dolores, de Bretón, en el Teatro Campoamor, los días 30 y 31 de mayo y 1 y 2 de junio, el día 29, a las 8 de la tarde, en la Sala de Conferencias de dicho teatro, disertaré sobre la Dolores en la ópera, en la literatura y, especialmente, sobre la ópera de Bretón que se representa.
            También, en la Sala de Exposiciones del Teatro Campoamor, se ofrecerá al público una amplia muestra de documentos, fotografías, láminas, carteles y libros sobre “La Dolores”, personaje que ha generado un patrimonio cultural que no tiene parangón en la Literatura y en la Música universales. Os envío para vuestro conocimiento y archivo, algunos recortes, folletos y un periódico que se editó el día de la inauguración de la restauración del Mesón de la Dolores.
            Doy mi autorización para, si lo estimas oportuno, podáis usar a vuestra conveniencia toda esta información, en su mayoría generada por mí.
            El día 28 tengo previsto desplazarme a Oviedo y con mucho gusto me pondré en contacto con vosotros por si creeis necesario ampliar la información que ahora os facilito.

                              Un cordial abrazo
                                                            Fdo.: Antonio Sánchez Portero


CONFERENCIA  Y  EXPOSICIÓN  SOBRE
LA  DOLORES  EN EL  CAMPOAMOR

            Como por un lado los lectores de La Comarca deben conocer la noticia y, por otro, no me agrada hablar de mí mismo, porque si me quedo corto, mal, y si me paso, peor: recurro a transcribir algunos párrafos de las crónicas publicadas en La Nueva España, de Oviedo, no sin antes resaltar que la Dolores ha brillado con luz propia en uno de los mejores lugares posibles: en el Campoamor, en el Salón de Té, presidido por el busto del Príncipe Felipe.

Sánchez Portero califica a la Dolores
“de leyenda de ámbito universal”
            A lo largo de años y años de investigación ha reunido información sobre todas las creaciones artísticas dedicadas a este personaje histórico, sobre el que, en palabras de Sánchez Portero, se ha construido “una leyenda de ámbito universal”. Ayer, en el salón de té del teatro Campoamor, y como prólogo a la representación de la ópera hoy en Oviedo, pronunció una conferencia en la que expresó algunas de las conclusiones de sus estudios.
            Para dar fe de la popularidad de este personaje, refirió un caso que le contaron hace mes y medio en Castellón. Una médica nacida en Calatayud le comentó que, durante una visita a Japón, uno de sus colegas nipones identificó esta ciudad aragonesa por la Dolores y le explicó que sólo conocía dos ciudades españolas: ésta, por la copla y Barcelona por las Olimpiadas. “En Internet se puede comprobar que desde los sitios más dispares visitan las buenas páginas dedicadas a la Dolores”, señaló Antonio Sánchez Portero.
            El investigador, que dirige el museo dedicado a esta mujer en Calatayud, insistió en la “cantidad, variedad y calidad de las obras de diversos tipos que ha generado la Dolores”, hecho al que se refirió como a “un caso único”. “En mis dos últimos libros aparece un centenar de títulos”
            Dolores Peinador Narvión es el nombre de la inspiradora de todas estas obras, según Sánchez Portero. Era —expuso el historiador— una mujer de belleza excepcional, que heredó una gran fortuna, contrajo matrimonio en secreto y fue madre de seis niños. “Tuvo una vida apasionada y apasionante”, comentó el conferenciante, y añadió que por eso la maledicencia popular hizo circular a mediados del siglo XIX la famosa copla. Dolores y su familia se mudaron a Madrid, huyendo de la ruina y de los comentarios, y en esta ciudad, en el palacio de los marqueses de Altamira, acabó la protagonista de la coplilla sus días, en 1894.
            Tomás Bretón se hizo eco de la leyenda forjada por el pueblo y eligió su trama como argumento de su ópera “La Dolores”. Según Sánchez Portero, la meta del compositor salmantino era dar a España una prestigiosa ópera nacional y así comenzó a trabajar sobre “La Dolores”, primero en su casa de Astillero, en Santander, y después trasladándose hasta Aragón y, más en concreto, a Calatayud para oír las jotas antes antes de escribir la incluida en su obra.
                                                                                  Elena Fernández Pello

El Campoamor acoge una muestra
sobre el mito popular de la Dolores
            La Dolores mira a Oviedo desde el Campoamor. Una selección de documentos y fotografías de la famosa vecina de Calatayud acompaña a la zarzuela compuesta por Tomás Bretón que se representa en el teatro hoy y mañana, como últimos días. La labor de rastreo de Antonio Sánchez Portero desde hace 20 años ha logrado reunir más de tres mil papeles en los que está escrita la vida de Dolores Peinador. “Una leyenda universal no surge de la nada. Veamos qué ha concurrido en esta mujer para convertirse en lo que es”, fue la frase de partida de su actividad. En su camino descubrió la belleza de Dolores, una herencia millonaria por la que pleiteó con su padre, un matrimonio en secreto y una ciudad de gran importancia que sirvió de altavoz. Ingredientes que configuraron la leyenda popular.
            La pequeña parte que ahora acoge el Campoamor es suficientemente significativa y ha recabado el interés de los que en ésta han puesto los ojos. Su partida de nacimiento, una fotografía de la casa natal o actas de juzgado dan fe de una vida apasionante que se muestra sesgada pero elocuente.
                                                                                                          Alberto Zapico






ROTUNDO TRIUNFO
DE “LA DOLORES” EN OVIEDO

            Todavía estoy emocionado —y me durará mucho— por la magnífica acogida que el entendido público de Oviedo ha dispensado a la ópera “La Dolores”, de Bretón. Con ella se cerraba con especial brillantez el “IX Festival de Teatro Lírico Español de Asturias”, que comenzó el 19 de marzo con la zarzuela “La leyenda del beso”, continuó con la zarzuela “El juramento” y con el ensayo de tonadillas “Tres enredos de amor”, y culminó apoteósicamente con “La Dolores”, representada los días 30 y 31 de mayo y 1 y 2 de junio.
            Daba gozo contemplar el fastuoso —el regio, y nunca mejor dicho— marco del Teatro Campoamor, completamente abarrotado por un público que seguía con fervor las representaciones. Se agotaron todos los días las localidades. Para ser más exactos, en el último día, se quedaron vacíos unos pocos asientos del gallinero.
            Y esto es muy importante, porque no se debe olvidar que este teatro está considerado como una catedral de la ópera, siguiendo la estela del Liceo de la Ciudad Condal y superando al Teatro Real de Madrid, que todavía no ha cogido la onda tras su prolongado cierre.
            Debido a la dificultad de la obra, de gran exigencia vocal para todos sus intérpretes, fue conveniente contar con dos repartos. En líneas generales estuvieron todos los cantantes muy acertados, pero destacaron la soprano Teresa Novoa, que cada vez se supera y está consiguiendo una Dolores ideal; Javier Palacios, como Lázaro; Silvia Leivinson, Gaspara; Rodrigo Esteve y Federico Gallar, en el papel de Melchor; Marco Moncloa, como Patricio; y Francisco J. Sánchez, representando a Celemín.
            Ya no sé cuántas veces he visto esta obra; pero nunca me canso y me sabe a gloria y a nueva y, si se me permite, la tomo como un premio a muchos años de trabajo. ¡Qué pena que no podamos disfrutar de este maravilloso espectáculo en Zaragoza! Algo habrá que hacer. Pero es imprescindible la colaboración de entidades públicas y de patrocinadores. Lo que en principio no parece muy difícil. Pues unas, además de cumplir con su obligación, y otros, como inversión, tienen garantizados el prestigio y la publicidad.
            Todos los actuantes estuvieron a un gran nivel, lo mismo la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Oviedo y el coro de la Capilla Polifónica de esta misma ciudad, dirigidas por Tulio Gagliardo; que la Rondalla Lírica de Madrid; o los bailadores del Grupo Folklórico “Solera de Aragón”, dirigido por Mariano Arregui, que entusiasmaron especialmente a los ovetenses bordando los vibrantes pasos de la sin igual Jota de la Dolores, al final del primer acto, en la plaza del Mercado de Calatayud, reproducida fielmente por Julian Molina, quien también es el director de escena.
            Mención especial se merece el director de producción, Francisco Alonso Resalt, al que, por muchos motivos, se le puede considerar bilbilitano de pro. Sin su concurso, no hubiese sido posible que nuestra Dolores haya sido la mejor embajadora de Calatayud en Jerez, en Santander, en Málaga y ahora en Oviedo.

                                                                                  Antonio Sánchez Portero

martes, 30 de abril de 2013


(Para que se publique en Heraldo de Aragón.)
¿QUÉ VA A SER DEL MUSEO DE LA DOLORES?

            Pese a quien pese hay algo incuestionable, como lo es mi decisiva e imprescindible colaboración para que no desapareciera el Mesón de la Dolores, que era una ruina a punto de desplomarse; el haber reivindicado a la Dolores, que de un baldón para Calatayud se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad; y mi aportación del contenido que se expone en el Museo de la Dolores. Un contenido no elegido al azar, sino que obedece a unos fines concretos, como son: el que se consolide la reivindicación de la Dolores; la constatación de la universalidad de su Leyenda y, algo también muy importante, la difusión del Patrimonio Cultural que ha generado (en cantidad, variedad y calidad impresionantes, con más de 200 obras), que es único en la Literatura y en la Música universales.
            Cuando se creó el Museo se daba por hecho que aportaría mis fondos sin más. Pero estimé que no estaba obligado a regalar un patrimonio reunido tras más de treinta años de incesante dedicación, mucho esfuerzo y dinero. Pensaba haberlo cedido al Ayuntamiento por la cantidad que hubiésemos estipulado, que se abonaría con un porcentaje de lo que se recaudase con las entradas. Pero no me dieron opción a realizar la propuesta.
            Se me empujó a negociar con la Asociación CulturalLa Dolores”. Y libremente, con el visto bueno del Ayuntamiento, acodamos que cedería mi Derecho de Propiedad Intelectual sobre el contenido de los paneles fijos y de los fondos  de mi propiedad a cambio de un porcentaje de la recaudación.
            Hasta la fecha, el Ayuntamiento, la Asociación o el Museo, ha percibido 30.104 euros, y un servidor 12.462, que es una cantidad que me reprochan, que no me toleran y que les permite llamarme insolidario y que antepongo mis intereses personales a los de “toda la ciudad de Calatayud”.
            Pero quienes así piensan se olvidan de un detalle: que este dinero percibido en cinco años, es poco más o menos lo que me he gastado en enmarcar y acondicionar más de 200 piezas. Creo que no es preciso recordar lo que cuesta enmarcar algún retrato o pintura, porque casi todos lo hemos hecho. Una simple operación aritmética es muy ilustrativa.
            En suma, que he dotado un Museo digno e interesante, que es un orgullo para Calatayud, visitado por más de 100.000 personas, que gusta mucho (como lo atestiguan miles de opiniones plasmadas en el Libro de Firmas), y por querer recuperar parte de lo que me he gastado, he tenido que sufrir toda clase de inconveniencias, agravios y desconsideraciones por parte de la Asociación y del propio Ayuntamiento. Hasta el punto, de que me he visto obligado a tomar la dolorosa resolución de retirar del Museo los fondos que me pertenecen.
            He intentado por todos los medios llegar a un acuerdo. Pero el “sostenella y no enmendalla” del equipo de Gobierno del Ayuntamiento lleva a que el emblemático Museo de la Dolores se quede casi vacío y desvirtuado. Y no del todo vacío porque el contenido de los paneles fijos ¾textos, fotos, documentos¾ se debe totalmente a mí.
                                                                      
                                                                                  Antonio Sánchez Portero



 Antonio Sánchez Portero
                                                                                              Sr. D. Juan Domínguez

Calatayud, 2 de septiembre de 2004
           
            Querido amigo Juan: No encuentro palabras para expresarte mi profundo agradecimiento. Lo que escribes de mí (te has pasado) sólo lo dice un amigo de verdad. Yo sé donde tengo un amigo. Tu debes saber donde tienes otro. El bálsamo que me ofreces tan generosamente, va a ser un buen aviso para mareantes. Gracias de nuevo. Te tendré informado. A ver si le tomo de nuevo el pulso a la SEGUNDA ANTOLOGÍA DE POETAS BILBILITANOS, que la tengo muy avanzada.
            Te envío la nota “EL MUSEO DE LA DOLORES” por si estimas oportuno que se publique en la sección de “Cartas al Director” No quiero molestar a Guillermo. Le das un abrazo de mi parte. Otro muy fuerte para ti.


EL MUSEO DE LA DOLORES


            Agradezco al Heraldo el tratamiento que da al litigio sobre el Museo en el artículo del pasado 1 de septiembre. La imparcialidad y la diversidad de opiniones que recoge es la habitual. Efectivamente, si no hubiese sido empujado por las circunstancias y muy en contra de mi voluntad, no hubiese tomado la dolorosa resolución de retirar los fondos de mi pertenencia del Museo de la Dolores. Mientras esta operación no se lleve a efecto, aunque remotamente, cabe una ligera posibilidad de acuerdo. Por mi parte, estoy en la mejor disposición.
            Agradezco al señor Bañeres que me cite como “este buen hombre”, siempre es mejor que fuese “mal hombre”; pero no estoy de acuerdo con lo que sigue: que mi “problema con la Asociación es puramente económico.” Él, mejor que nadie sabe que esto que dice no es cierto.
            En carta al señor alcalde con fecha 12 de agosto, le decía: “Olvidándome de todos los agravios, lo único que solicito en beneficio de Calatayud es lo siguiente: 1.- Que la magnífica bodega medieval se pueda contemplar en todo su esplendor, sin que sus paredes y arcos permanezcan ocultos por los paneles de la exposición permanente de pintura. 2.- Que parte del Museo deje de conceptuarse Etnográfico, porque es inviable y es un contrasentido. Todo el espacio debe ser solamente destinado a Museo de la Dolores. Un Museo único en el mundo, dedicado a un personaje universal, que debe tener características propias. 3.- También pido que se me considere y reconozca oficialmente director de dicho Museo de la Dolores.”
            Sobre el canon que percibo por la cesión de mis fondos al Museo, decía en carta (14–7–04) a la concejala de Turismo: “Si como espero (confío en que se imponga la sensatez) se me concede lo que solicito, a tenor de los proyectos y de la actitud que tome el Ayuntamiento sobre el Museo, será llegado el momento de hablar de los fondos de mi propiedad expuestos en él. Porque conviene ir paso a paso y cada cosa a su debido tiempo.” Y como mi predisposición para el acuerdo era grande, seguro que hubiésemos encontrado alguna solución. Pero no hubo lugar a ello.
            Por último, el señor Bañeres, dice que he percibido 12.193 euros. Es cierto (este dinero es poco más o menos es el que empleado para enmarcar 200 cuadros y que pudieran ser expuestos). Pero no dice que el Museo, la Asociación o el Ayuntamiento ha percibido 30.104 euros, de los que descontando los gastos de la azafata, han quedado 8.566.
            Lo digo de corazón: hubiese perdonado los euros percibidos de saber que me iba a ver envuelto en este conflicto. Para mí, por encima de todo, está Calatayud. Creo que lo he demostrado con creces.

                                                                       Antonio Sánchez Portero.


MUSEO DE LA DOLORES

PREGUNTA AL SEÑOR ALCALDE

            El Ayuntamiento de Calatayud convocó un concurso para seleccionar la empresa a la que se iba a encargar la infraestructura del Museo de la Dolores. La designada fue Audiomarket Multimedia S.L., de Zaragoza, que puso como condición la “ineludible participación, en el grado que el Ayuntamiento estime, de expertos en la materia como Antonio Sánchez Portero.” Esta persona es un servidor, reconocido ¾y mal está que yo lo diga¾ como el máximo experto a nivel nacional e internacional sobre el tema de La Dolores.
            Se me pidió la colaboración, y la ofrecí en el máximo grado. El resultado es que todo lo incluido en los paneles fijos instalados en el Museo de la Dolores, o sea, testimonios, documentos, fotografías y textos, son obra mía, el fruto de más de treinta años de investigación y de trabajo. Audiomarket, que sin mi colaboración le hubiese sido imposible realizar el trabajo, percibió alrededor de nueve millones y medio de pesetas. Y a un servidor le quedó la satisfacción de haber sido útil, una vez más, a su pueblo.
            El Ayuntamiento me “premió” colocando en el Museo la siguiente placa: “Este Museo, dedicado al singular personaje de la Dolores, es fruto de la inestimable colaboración de su director científico D. Antonio Sánchez Portero” He puesto entre comillas lo de “premió”, porque este cartel y este título no ha servido nunca para nada; más bien ha sido una broma pesada con que el Ayuntamiento ha reconocido mis desvelos.
            Todo el mundo pudo comprobar entonces, durante los tres primeros meses de visita gratuita, que el Museo presentaba un aspecto desangelado y vacío. (Lo que se puede volver a apreciar ahora.) Lo llené, paulatinamente, con más de doscientas piezas, todas ellas con el fin de cumplir unos  objetivos concretos, como son que se consolide la reivindicación de la tan denostada Dolores; el poner de manifiesto la gran difusión de su Leyenda; y el de divulgar el magnífico patrimonio cultural que ha generado, único en la Literatura y en la Música universales. Y a mi modo de ver y al de multitud de personas, quedó un Museo digno, interesante y atractivo.
            Por continuas desatenciones de la Asociación CulturalLa Dolores” y del propio Ayuntamiento, me he visto en el doloroso trance de retirar las piezas que aporté. Fue el 11 de septiembre. Y se me “obsequió” con un regalo que no esperaba: con la placa que se había colocado en reconocimiento a la labor que había realizado antes de completar el posterior equipamiento.
            Respecto a la primitiva instalación, se da la paradoja de que, desde hace tiempo, han dejado de funcionar la música ambiental, el pitido y resoplar de la locomotora, la proyección sobre una pantalla gigante, el ordenador de la mesa escritorio con un banco de datos (que facilité yo); y lo único que se mantiene en vigor, además de dos televisores y una gramola normales, es el contenido de los paneles: o sea, mi obra, sin la cual no se justifica y se salva el Museo.
            Y ahora viene mi pregunta al señor alcalde. Si se ha quitado la placa, ¿no sería lo correcto, lo obligado, quitar también del Museo todo aquello que contribuyó a que dicha placa fuese otorgada y colocada? Me siento menospreciado y maltratado; se me ha utilizado y ahora se prescinde de mí.
            Me gustaría saber ¾y también a mucha gente¾, por qué motivo recibo este trato, que se mire por donde se mire es algo insólito e inconcebible. No obstante, seguiré haciendo lo que he hecho toda mi vida, porque no sé hacer otra cosa: trabajar con mi mayor dedicación y entusiasmo por Calatayud. Muy pronto ofreceré a mi pueblo y a mis paisanos la Segunda noticia y antología de poetas bilbilitanos.
                                                                                   Antonio Sánchez Portero
Para su publicación en “El Chiquero el 2 de septiembre de 2004

(Fue censurado y denegada su publicación)

 

 

MUSEO DE LA DOLORES

 

HISTORIA DE UN DESENCUENTRO


           
            Cuando se pensó en dotar de contenido al Museo de la Dolores que se iba a crear, se daba por hecho, sin contar conmigo, que yo aportaría los fondos de mi archivo. Cuando dije que no podía cederlos generosamente, que ésta era una cuestión para comentarla y llegar a algún acuerdo, el concejal de Turismo me dijo textualmente: ¾“Esto no le va a gustar a Fernando”.
            Y bien que he podido comprobar que no le gustó. El no querer regalar un patrimonio que he logrado reunir después de más de treinta años de trabajo, y que me ha costado  una dedicación permanente, mucho esfuerzo y dinero, acarreó que se me pusiera una cruz. Creo fundadamente que con este episodio comenzó el “desencuentro”. Pero sigo manteniendo que no estoy obligado, que no se me puede exigir “regalar” (para beneficio de los demás) lo que tanto me ha costado. Y, por consiguiente,  no es justo que si no lo hago se me pase factura y mi permanente y fructífera dedicación por Calatayud se ponga en entredicho.
            Mientras tanto, la empresa Audiomarket procedía al montaje de la estructura del Museo. Habían exigido al Ayuntamiento, en su propuesta, mi ineludible participación. La tuvieron en el máximo grado. Todos los textos, documentos, fotos, carteles, ... etc., que figuran en los paneles fijos instalados en dicho Museo son míos. Sin mi colaboración no hubiesen podido realizar el trabajo, por el que percibieron nueve millones y medio de pesetas. Y un servidor se quedó con la satisfacción de haber servido, una vez más, a su pueblo. Y con la placa que se colocó a la entrada del Museo, en la que se consigna mi  imprescindible aportación y se me cita como director científico. Un honor, el plasmado en esta placa que agradezco mucho, aunque, por lo visto, de nada me ha servido este “título”.
            En mayo de 1999 firmé un contrato con la Asociación CulturalLa Dolores” (creada por mí), en el cual, por los Derechos de Propiedad Intelectual y por la cesión de mis fondos al Museo, percibiría un porcentaje de la recaudación. Fue un acuerdo libremente aceptado por ambas partes, con el visto bueno del Ayuntamiento. En aquel momento no se sabía lo que pudiera recaudarse.
            En agosto de 1999, representando a la Asociación, firmé un Acuerdo de Colaboración entre el Ayuntamiento y dicha Asociación. En la cláusula segunda se estipulaba que: “La Asociación deberá respetar la estructura museográfica  esencial creada por el Ayuntamiento de Calatayud, teniendo atribuciones para la inclusión de las nuevas piezas que estime oportuno, bajo la supervisión de D. Antonio Sánchez Portero, director científico del Museo, quien tendrá poder decisorio en los aspectos relativos a la historia  y a la investigación sobre ‘La Dolores ”.
            A pesar de mi buena disposición y mi constante esfuerzo por limar diferencias, mis relaciones con los miembros de la Junta directiva de la Asociación fueron tensas. Me ponían toda clase de pegas y no me dejaban trabajar. En varias ocasiones fui tratado indebidamente. Sin consultar conmigo y sin mi conocimiento, firmaron un nuevo Acuerdo de Colaboración con el Ayuntamiento, en el que restando espacio al Museo de la Dolores, se “creaba” un museo etnográfico, y la bodega se destinaba a Sala de Exposiciones. También se suprimía la parte de la cláusula segunda del anterior acuerdo, en la que se me citaba como director científico con poder decisorio.
            Este acuerdo dio pie a la Junta de la Asociación para redactar y remitirme, con fecha 11 de junio de 2001, una carta bochornosa, indigna y llena de disparates: Se me considera “ex director científico”; “solamente la Sala 1 puede considerarse Museo de la Dolores”; “la Sala 2 y la Bodega forman un conjunto desligado nítidamente de la Sala 1”; me mantienen el porcentaje de la recaudación, pero dividido por la mitad; y “La entrada ordinaria de los Museos es considerada de la siguiente forma: visita sala 1, 100 pesetas/ visita Sala 2 y 3, 100 pesetas.” (El Ayuntamiento puede sentirse orgulloso ¾por la parte que le toca¾ de estos despropósitos.)
            Por último, me sugieren que “Para cualquier aportación, sugerencia constructiva o cambio de impresiones puede Vd. Ponerse en contacto por escrito enviando su solicitud a la dirección postal de nuestra asociación, cuya Junta Directiva podrá entrevistarse con Vd. si así lo desea. Todos los componentes de la Junta eran mis amigos y los había nombrado yo. ¡Sencillamente vergonzoso!
            A partir de junio de 2001, comencé a enviar a la Concejalía de Turismo los documentos y cartas, incluso esta citada del 11 de junio (recogidos posteriormente en un Dossier que obra en el Ayuntamiento), pidiendo con insistencia una reunión urgente por considerar “que la situación es tan delicada que hace peligrar gravemente la buena marcha del Museo” A pesar de mi insistencia y de la gravedad del asunto, no se entrevistó conmigo el concejal de Turismo hasta el 9 de octubre (cinco meses de tardanza).
            Como el concejal no tenía poder resolutivo y le era necesario consultar, la respuesta a mis proyectos, sugerencias, quejas y reivindicaciones se demoró hasta avanzado el mes de noviembre. Entonces, el concejal, me comunicó que el alcalde estaba con la mayoría, o sea con la Asociación, sin que hubiese tenido en cuenta lo razonable, lo justo y lo normal. Puse el grito en el cielo. Pedí una reunión a la asistieran el Ayuntamiento, la Asociación y yo. Se me contestó, que no era posible la participación del Ayuntamiento a esta reunión, porque no podía tomar partido por ninguna de ambas partes. ¡Asombroso!, porque hasta ese momento, según se puede demostrar, había estado claramente a favor de la Asociación, celebrando reuniones, firmando acuerdos, desoyendo mis quejas y no haciéndome el menor caso en un tema en el que tantas cosas tengo que decir.
            Haciendo un tremendo esfuerzo por aquella situación arbitraria y anómala, pensando en el Museo y en Calatayud ¾porque la situación era insostenible¾, propicié un acuerdo con la Asociación, que se materializó con nuestras firmas el 19 de marzo de 2001. Para llegar a él hice toda clase de concesiones y renunciaciones; no teniendo inconveniente en que la retribución que percibía experimentase una muy notable disminución. Admití el Museo Etnográfico (que considero inviable, y el anuncio colocado en la entrada de que puede visitarse es una tomadura de pelo, porque se ofrece lo que no existe), y acepté que en la Sala 2La Asociación tendrá potestad para cambiar o incluir cualquier objeto, siendo recomendable que consulte con el Sr. Sánchez Portero.)
            Para facilitar el acuerdo, retiré el párrafo siguiente: “El Sr. Sánchez Portero no es partidario ¾por no corresponderse con la realidad¾, que a esta Sala se la denomine o conceptúe como Museo Etnográfico. Si en algún momento comprendiera que se ve afectada la esencia y objetivos que debe cumplir el Museo de la Dolores, se reserva el derecho a exponer públicamente su opinión al respecto.
            No renuncié en este contrato a tener “plena autoridad para seleccionar y decidir qué piezas se exponen en la Sala 1 y en qué orden y lugar se colocan”, ni a poder acceder al Museo cuando lo estimara oportuno, a cualquier hora y por cualquier motivo. Se me reconocía como Director Científico y pasaba a ser Colaborador y Delegado Cultural.
            Este contrato, como pude comprobar en cuanto quise poner en práctica mis atribuciones, es papel mojado. Han llegado hasta a cambiar la cerradura para que no pudiese acceder al Museo. Y no hacen el menor caso a las sugerencias y observaciones que les propongo, fáciles de aplicar y que  redundarían ostensiblemente en beneficio del Museo. No han hecho nada, salvo la colocación de dos muñecos vestidos de baturros y de algún objeto cedido. El Museo se encuentra en la actualidad tal como lo ha diseñado y montado un servidor; y es grave ¾y alguien debe asumir esta responsabilidad¾ el que desde hace dos años, a pesar de mis quejas y advertencias por escrito, no se me ha permitido actualizarlo, mejorarlo y dotarlo con nuevas incorporaciones, como tengo en proyecto y he notificado a la Asociación y al propio Ayuntamiento.
            A pesar de ello, son ya muchos centenares de visitantes (quizás miles, entre las cerca de 100.000 personas que lo han visitado ¾43.000 pagando entrada), los que han dejado sus opiniones favorables en el Libro de Firmas. Comentarios que hay que tener muy en cuenta y analizar (algo que no se hace), porque refrendan y confirman la valoración de un personaje ¾La Dolores¾ hasta no hace mucho denostada, y a la que ponen como paradigma de lo debe ser una mujer avanzada para su tiempo, valiente y que debe servir de ejemplo. Muchos consignan su agradecimiento por poder conocer “la historia” de esta legendaria mujer.
            Por los motivos expuestos y otros, como incumplimientos de contratos,  tergiversaciones y comportamientos inadecuados hacia mi persona, no me quedó otro recurso que denunciar en unos artículos publicados en la prensa y radio locales estos hechos y esta situación anómala. Y puedo afirmar que mis graves acusaciones y denuncias no han sido rebatidas por la Asociación. En mis artículos, aunque tenía fundadas razones para estar quejoso, dejé al margen al Ayuntamiento. A partir de ahora reconsideraré esta actitud. Porque teniendo oportunidad de exponer esta absurda situación en numerosos medios nacionales que han solicitado mi concurso para entrevistas, reportajes o artículos, más que prudente he sido tonto, porque pocas personas hubiesen callado en mi situación.
            Sigue la Historia:
            En mayo de 2003, después de una NOTA publicada por la Asociación en Internet, escribí al Alcalde pidiéndole algo concreto: que la placa que se me dedica en el Museo tenga refrendo efectivo, o sea, que se me nombre oficialmente director del Museo de la Dolores. Se me prometió que pronto se me atendería; pero hasta el momento no he obtenido respuesta.
            El 29 de junio de 2003, entregué a través del Registro Municipal, a la concejala de Turismo, un Dossier con “Documentos relacionados con el Museo de la Dolores”, rogándole que en un tiempo prudencial me concediese una entrevista.
            Como pasó el tiempo prudencial y ésta no se realizaba, el 17 de enero de 2004, reclamé la entrevista porque “Urge mucho ¾decía¾ que hablemos de este asunto tan importante”, como es el del Museo.
            Al no obtener respuesta, el 4 de febrero de 2004, rogué al alcalde que se me concediera una entrevista, si no, me vería obligado a enviar una nota  a la prensa. Por lo que vi, dicha nota fue mano de santo, porque tuve el honor de que me llamara por teléfono el señor alcalde y me comunicó que se pondría en contacto conmigo la concejala.
            Mi entrevista con la concejala de Turismo, por fin, se realizó el día 5 de marzo, y expuse mis puntos de vista, proyectos y reivindicaciones, rogando que desearía tener una respuesta antes de que finalizase la siguiente semana (10 días después). De no ser así, cansado ya de dilaciones, tomaría determinadas medidas que puse con detalle en su conocimiento. También le entregué dos colecciones de fotografías del Museo, en las que se aprecia su estado antes y después de mi actuación.
            Transcurridos no diez días, sino más de un mes, acudí al despacho de la Concejalía de Turismo para recordar que estaba esperando una respuesta, y que si en un plazo breve no la tenía, me vería obligado a tomar las iniciativas que anuncié.
            Desde este día hasta la fecha actual, han transcurrido otros dos meses. Y seguimos en las mismas. Como esto es intolerable, voy a actuar en consecuencia. Y comenzaré dando a la publicidad esta nota.
            [Esta nota, junto a una carta, se la envié al Sr. Alcalde en el pasado junio. El 29 de este mismo mes me entrevisté de nuevo con la concejala, sin que se modificase la que considero anómala situación. Y después de varias cartas  que nos hemos cruzado, estoy a la espera de recuperar los fondos de mi pertenencia expuestos en el Museo. Este paso que me he visto obligado a dar, dejando el Museo de la Dolores casi vacío, me duele profundamente. Me consuela, en cierto modo, saber que todo el contenido de los paneles fijos es obra mía. No creo que se le ocurra a nadie, en recompensa, quitar el cartel que lo reconoce.]
                                                                      
                                                                       Antonio Sánchez Portero
            (Iba a salir en “La Comarca”, Semanario de Calatayud, el 3 de septiembre de 2004. Fue censurado este artículo y hubo presiones para que no se publicase.


MUSEO DE LA DOLORES

DAVID FRENTE A GOLIAT

            He tardado cinco años, pero ahora veo con claridad. Cuando firmé el acuerdo con la Asociación CulturalLa Dolores” para ceder los Derechos de Propiedad Intelectual y mis fondos para equipar el Museo de la Dolores, a cambio de percibir un porcentaje de la recaudación por las visitas al mismo, no era consciente de que firmaba mi calvario particular.
            Fue un acuerdo libremente aceptado por ambas partes, con el visto bueno del Ayuntamiento. Y podrá gustar más o menos, pero estoy en mi derecho, y no se me puede reprochar, que no renuncie a recibir una compensación por ceder un patrimonio que me ha costado más de treinta años reunir a costa de una dedicación absoluta, mucho esfuerzo y, no se olvide, mucho dinero. Máxime si lo que hasta el momento he percibido ha sido poco más o menos lo que me he gastado en enmarcar y acondicionar las piezas para que pudieran ser expuestas (se trata de más de 200). Lo que no es justo ni normal es el trato que he recibido de dicha Asociación y del propio Ayuntamiento.
           A pesar de mi tolerancia, de mi afán de concordia, de mis concesiones y renuncias ¾que puedo demostrar¾, el trato recibido ha sido tan inadecuado que, como única salida, me he visto obligado a tomar la dolorosa resolución de llevarme mis pertenencias expuestas en el Museo.
            Esta decisión la comuniqué al señor alcalde por carta, y le decía: “Hasta el último momento he confiado en que no me vería obligado a escribir esta carta. Lamento muchísimo notificar a este Ayuntamiento que el sábado, 4 de septiembre, a las nueve de la mañana, procederé a retirar del Museo de la Dolores todos aquellos fondos de mi propiedad expuestos en el mismo. En el dossier que envié a este Ayuntamiento figura una relación actualizada de dichos objetos.
            Aunque en el contrato suscrito con la Asociación CulturalLa Dolores” para la cesión de estos fondos no hay nada al respecto, aviso con tiempo (así como a la Asociación) a los efectos que sea oportuno tomar por esta Alcaldía. Confío en que no se me pondrá ningún inconveniente ¾no tiene por qué haberlo¾ para que recupere mis pertenencias.
            Insisto, lo lamento y me duele mucho esta decisión que me veo obligado a tomar. Espero que no se vea en ello nada personal. Un cordial abrazo.
           
            La contestación del alcalde no se hizo esperar. Me comunicaba que el Ayuntamiento no tenía inconveniente en que retirara mis fondos, pero que tendría que efectuarse después del 13 de septiembre, puesto que la fecha que indicaba coincidía con las fiestas de septiembre y con las vacaciones de los funcionarios que deberían estar presentes durante el traslado de los objetos.
            Añadía que lamentaba profundamente mi decisión, después de toda la labor de difusión y promoción que el Ayuntamiento ha hecho de mi obra en numerosos Medios de comunicación, y de la colaboración que he recibido en todo momento.
            Y finalizaba su carta diciendo: “Simplemente quiero que sepas que es absolutamente lamentable que antepongas los intereses personales a los de toda la ciudad de Calatayud.”
            Contesté que no hay ninguna cláusula en el acuerdo de que firmé con la Asociación, que finalizó el pasado 19 de marzo, que condicione la retirada de mis pertenencias.
            La cláusula final de dicho acuerdo dice: “La duración del presente acuerdo de colaboración entrará en vigor en el día de su firma (19 de marzo de 2002), y tendrá una duración de dos años, al término de los cuales podrá prorrogarse o redactarse uno nuevo, de acuerdo con ambas partes.”
            Como no se ha prorrogado ni redactado otro acuerdo, el anterior quedó nulo, y estimo que puedo proceder a la retirada de mis fondos sin ninguna limitación.
            En consecuencia, decía al señor alcalde que quería recuperar mis fondos “inmediatamente, a partir del recibo de esta nueva carta (con fecha 12 de agosto) y antes , por supuesto, de 4 de septiembre. La excusa de falta de personal, por estar de vacaciones, no es verosímil y no sirve. Sólo es necesaria una persona y buena voluntad, que sigue faltando. Además, el acuerdo lo suscribí con la Asociación CulturalLa Dolores”, y con que estuviera presente una representación de esta entidad debería ser suficiente.”
            “Si durante las fiestas de septiembre ¾añadía¾ el emblemático Museo de la Dolores presenta un aspecto insólito, y es la comidilla de todos los que nos visiten, y de España entera, no seré yo precisamente el culpable de este desaguisado. También deberíais ir pensando en el pretexto o excusa que vais a ofrecer a los bilbilitanos y a la opinión pública en general, para  justificar el no conceder lo que solicito. Por la visto, la placa expuesta en el Museo en la que se reconoce que es fruto de mi inestimable colaboración y se me cita como “director ciéntífico”, ha resultado ser una broma de mal gusto, sobre todo después de haber sido un servidor quien ha seleccionado y colocado prácticamente todo lo que hay expuesto.
            Sobre la promoción que el Ayuntamiento ha hecho de mi obra, y de la colaboración que he recibido en todo momento, no opino lo mismo, y oportunamente expondré mis razones. Por ejemplo, esta situación a la que hemos llegado es muy ilustrativa. Y si mal no recuerdo, hay pendiente un litigio sobre el tríptico “La leyenda de la Dolores”, que va a dar mucho que hablar si la Concejalía de Turismo mantiene su ilógica postura.
            Yo no antepongo, querido Alcalde, mis intereses personales a los de toda la ciudad de Calatayud. Durante toda mi vida he dado pruebas de lo contrario. Lo que es absolutamente lamentable es el trato injustificado que recibo por parte de quienes deberían reconocer y agradecer los servicios que presto a nuestra ciudad. No trabajo por el premio, lo hago por convicción y porque es mi deber. Porque para mí, Calatayud, es siempre una prioridad y lo seguirá siendo. Pero por dignidad, no debo renunciar a lo que me corresponde ¾ser director del Museo de la Dolores¾ y me he ganado a pulso; ni debo quedarme impasible viendo que otros se ponen las medallas. Podían compartirlas conmigo, digo yo.
            Como mi deseo es agotar todas las vías que puedan conducir a un entendimiento, antes de que el conflicto se desbordase de forma irreversible, intenté un cara a cara con el señor alcalde el pasado 23 de agosto. No pudo ser. Tuve que contentarme con hablar con él por teléfono. El entendimiento fue de todo punto imposible. Me dijo que el acuerdo de colaboración firmado entre el Ayuntamiento y la Asociación no permitía que retirase mis fondos cuando lo deseaba. Y mientras le exponía mi desacuerdo, se interrumpió la conversación. Creo que fue algo imprevisto, porque tengo la completa seguridad de que el señor alcalde es incapaz de cometer esta descortesía.
            Este acuerdo no debe afectarme para nada, porque no intervine en él. No obstante, la CLÁUSULA TERCERA del mismo, dice que los propietarios de las piezas cedidas en depósito (no es este mi caso) “podrán retirar las piezas de su propiedad cuando lo deseen, previa la petición por escrito a la Concejalía de Turismo, al CENTUR, o al Excelentísimo Ayuntamiento, con un mes de antelación.”
            Y la CLÁUSULA NOVENA.¾ DURACIÓN DEL ACUERDO, dice en su punto final: “No obstante podrá ser denunciado por cualquiera de las partes con una antelación de un mes de la fecha en que se desee que se rescinda este acuerdo de colaboración.”
            La carta que dirigí al alcalde pidiendo la retirada de mis fondos lleva fecha del 7 de agosto. Si las cuentas no me fallan, el mes de plazo se cumple el 7 de septiembre. Confío y espero que se obre en consecuencia.

                                                                       Antonio Sánchez Portero