martes, 30 de abril de 2013


(Para que se publique en Heraldo de Aragón.)
¿QUÉ VA A SER DEL MUSEO DE LA DOLORES?

            Pese a quien pese hay algo incuestionable, como lo es mi decisiva e imprescindible colaboración para que no desapareciera el Mesón de la Dolores, que era una ruina a punto de desplomarse; el haber reivindicado a la Dolores, que de un baldón para Calatayud se ha convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad; y mi aportación del contenido que se expone en el Museo de la Dolores. Un contenido no elegido al azar, sino que obedece a unos fines concretos, como son: el que se consolide la reivindicación de la Dolores; la constatación de la universalidad de su Leyenda y, algo también muy importante, la difusión del Patrimonio Cultural que ha generado (en cantidad, variedad y calidad impresionantes, con más de 200 obras), que es único en la Literatura y en la Música universales.
            Cuando se creó el Museo se daba por hecho que aportaría mis fondos sin más. Pero estimé que no estaba obligado a regalar un patrimonio reunido tras más de treinta años de incesante dedicación, mucho esfuerzo y dinero. Pensaba haberlo cedido al Ayuntamiento por la cantidad que hubiésemos estipulado, que se abonaría con un porcentaje de lo que se recaudase con las entradas. Pero no me dieron opción a realizar la propuesta.
            Se me empujó a negociar con la Asociación CulturalLa Dolores”. Y libremente, con el visto bueno del Ayuntamiento, acodamos que cedería mi Derecho de Propiedad Intelectual sobre el contenido de los paneles fijos y de los fondos  de mi propiedad a cambio de un porcentaje de la recaudación.
            Hasta la fecha, el Ayuntamiento, la Asociación o el Museo, ha percibido 30.104 euros, y un servidor 12.462, que es una cantidad que me reprochan, que no me toleran y que les permite llamarme insolidario y que antepongo mis intereses personales a los de “toda la ciudad de Calatayud”.
            Pero quienes así piensan se olvidan de un detalle: que este dinero percibido en cinco años, es poco más o menos lo que me he gastado en enmarcar y acondicionar más de 200 piezas. Creo que no es preciso recordar lo que cuesta enmarcar algún retrato o pintura, porque casi todos lo hemos hecho. Una simple operación aritmética es muy ilustrativa.
            En suma, que he dotado un Museo digno e interesante, que es un orgullo para Calatayud, visitado por más de 100.000 personas, que gusta mucho (como lo atestiguan miles de opiniones plasmadas en el Libro de Firmas), y por querer recuperar parte de lo que me he gastado, he tenido que sufrir toda clase de inconveniencias, agravios y desconsideraciones por parte de la Asociación y del propio Ayuntamiento. Hasta el punto, de que me he visto obligado a tomar la dolorosa resolución de retirar del Museo los fondos que me pertenecen.
            He intentado por todos los medios llegar a un acuerdo. Pero el “sostenella y no enmendalla” del equipo de Gobierno del Ayuntamiento lleva a que el emblemático Museo de la Dolores se quede casi vacío y desvirtuado. Y no del todo vacío porque el contenido de los paneles fijos ¾textos, fotos, documentos¾ se debe totalmente a mí.
                                                                      
                                                                                  Antonio Sánchez Portero



 Antonio Sánchez Portero
                                                                                              Sr. D. Juan Domínguez

Calatayud, 2 de septiembre de 2004
           
            Querido amigo Juan: No encuentro palabras para expresarte mi profundo agradecimiento. Lo que escribes de mí (te has pasado) sólo lo dice un amigo de verdad. Yo sé donde tengo un amigo. Tu debes saber donde tienes otro. El bálsamo que me ofreces tan generosamente, va a ser un buen aviso para mareantes. Gracias de nuevo. Te tendré informado. A ver si le tomo de nuevo el pulso a la SEGUNDA ANTOLOGÍA DE POETAS BILBILITANOS, que la tengo muy avanzada.
            Te envío la nota “EL MUSEO DE LA DOLORES” por si estimas oportuno que se publique en la sección de “Cartas al Director” No quiero molestar a Guillermo. Le das un abrazo de mi parte. Otro muy fuerte para ti.


EL MUSEO DE LA DOLORES


            Agradezco al Heraldo el tratamiento que da al litigio sobre el Museo en el artículo del pasado 1 de septiembre. La imparcialidad y la diversidad de opiniones que recoge es la habitual. Efectivamente, si no hubiese sido empujado por las circunstancias y muy en contra de mi voluntad, no hubiese tomado la dolorosa resolución de retirar los fondos de mi pertenencia del Museo de la Dolores. Mientras esta operación no se lleve a efecto, aunque remotamente, cabe una ligera posibilidad de acuerdo. Por mi parte, estoy en la mejor disposición.
            Agradezco al señor Bañeres que me cite como “este buen hombre”, siempre es mejor que fuese “mal hombre”; pero no estoy de acuerdo con lo que sigue: que mi “problema con la Asociación es puramente económico.” Él, mejor que nadie sabe que esto que dice no es cierto.
            En carta al señor alcalde con fecha 12 de agosto, le decía: “Olvidándome de todos los agravios, lo único que solicito en beneficio de Calatayud es lo siguiente: 1.- Que la magnífica bodega medieval se pueda contemplar en todo su esplendor, sin que sus paredes y arcos permanezcan ocultos por los paneles de la exposición permanente de pintura. 2.- Que parte del Museo deje de conceptuarse Etnográfico, porque es inviable y es un contrasentido. Todo el espacio debe ser solamente destinado a Museo de la Dolores. Un Museo único en el mundo, dedicado a un personaje universal, que debe tener características propias. 3.- También pido que se me considere y reconozca oficialmente director de dicho Museo de la Dolores.”
            Sobre el canon que percibo por la cesión de mis fondos al Museo, decía en carta (14–7–04) a la concejala de Turismo: “Si como espero (confío en que se imponga la sensatez) se me concede lo que solicito, a tenor de los proyectos y de la actitud que tome el Ayuntamiento sobre el Museo, será llegado el momento de hablar de los fondos de mi propiedad expuestos en él. Porque conviene ir paso a paso y cada cosa a su debido tiempo.” Y como mi predisposición para el acuerdo era grande, seguro que hubiésemos encontrado alguna solución. Pero no hubo lugar a ello.
            Por último, el señor Bañeres, dice que he percibido 12.193 euros. Es cierto (este dinero es poco más o menos es el que empleado para enmarcar 200 cuadros y que pudieran ser expuestos). Pero no dice que el Museo, la Asociación o el Ayuntamiento ha percibido 30.104 euros, de los que descontando los gastos de la azafata, han quedado 8.566.
            Lo digo de corazón: hubiese perdonado los euros percibidos de saber que me iba a ver envuelto en este conflicto. Para mí, por encima de todo, está Calatayud. Creo que lo he demostrado con creces.

                                                                       Antonio Sánchez Portero.


MUSEO DE LA DOLORES

PREGUNTA AL SEÑOR ALCALDE

            El Ayuntamiento de Calatayud convocó un concurso para seleccionar la empresa a la que se iba a encargar la infraestructura del Museo de la Dolores. La designada fue Audiomarket Multimedia S.L., de Zaragoza, que puso como condición la “ineludible participación, en el grado que el Ayuntamiento estime, de expertos en la materia como Antonio Sánchez Portero.” Esta persona es un servidor, reconocido ¾y mal está que yo lo diga¾ como el máximo experto a nivel nacional e internacional sobre el tema de La Dolores.
            Se me pidió la colaboración, y la ofrecí en el máximo grado. El resultado es que todo lo incluido en los paneles fijos instalados en el Museo de la Dolores, o sea, testimonios, documentos, fotografías y textos, son obra mía, el fruto de más de treinta años de investigación y de trabajo. Audiomarket, que sin mi colaboración le hubiese sido imposible realizar el trabajo, percibió alrededor de nueve millones y medio de pesetas. Y a un servidor le quedó la satisfacción de haber sido útil, una vez más, a su pueblo.
            El Ayuntamiento me “premió” colocando en el Museo la siguiente placa: “Este Museo, dedicado al singular personaje de la Dolores, es fruto de la inestimable colaboración de su director científico D. Antonio Sánchez Portero” He puesto entre comillas lo de “premió”, porque este cartel y este título no ha servido nunca para nada; más bien ha sido una broma pesada con que el Ayuntamiento ha reconocido mis desvelos.
            Todo el mundo pudo comprobar entonces, durante los tres primeros meses de visita gratuita, que el Museo presentaba un aspecto desangelado y vacío. (Lo que se puede volver a apreciar ahora.) Lo llené, paulatinamente, con más de doscientas piezas, todas ellas con el fin de cumplir unos  objetivos concretos, como son que se consolide la reivindicación de la tan denostada Dolores; el poner de manifiesto la gran difusión de su Leyenda; y el de divulgar el magnífico patrimonio cultural que ha generado, único en la Literatura y en la Música universales. Y a mi modo de ver y al de multitud de personas, quedó un Museo digno, interesante y atractivo.
            Por continuas desatenciones de la Asociación CulturalLa Dolores” y del propio Ayuntamiento, me he visto en el doloroso trance de retirar las piezas que aporté. Fue el 11 de septiembre. Y se me “obsequió” con un regalo que no esperaba: con la placa que se había colocado en reconocimiento a la labor que había realizado antes de completar el posterior equipamiento.
            Respecto a la primitiva instalación, se da la paradoja de que, desde hace tiempo, han dejado de funcionar la música ambiental, el pitido y resoplar de la locomotora, la proyección sobre una pantalla gigante, el ordenador de la mesa escritorio con un banco de datos (que facilité yo); y lo único que se mantiene en vigor, además de dos televisores y una gramola normales, es el contenido de los paneles: o sea, mi obra, sin la cual no se justifica y se salva el Museo.
            Y ahora viene mi pregunta al señor alcalde. Si se ha quitado la placa, ¿no sería lo correcto, lo obligado, quitar también del Museo todo aquello que contribuyó a que dicha placa fuese otorgada y colocada? Me siento menospreciado y maltratado; se me ha utilizado y ahora se prescinde de mí.
            Me gustaría saber ¾y también a mucha gente¾, por qué motivo recibo este trato, que se mire por donde se mire es algo insólito e inconcebible. No obstante, seguiré haciendo lo que he hecho toda mi vida, porque no sé hacer otra cosa: trabajar con mi mayor dedicación y entusiasmo por Calatayud. Muy pronto ofreceré a mi pueblo y a mis paisanos la Segunda noticia y antología de poetas bilbilitanos.
                                                                                   Antonio Sánchez Portero
Para su publicación en “El Chiquero el 2 de septiembre de 2004

(Fue censurado y denegada su publicación)

 

 

MUSEO DE LA DOLORES

 

HISTORIA DE UN DESENCUENTRO


           
            Cuando se pensó en dotar de contenido al Museo de la Dolores que se iba a crear, se daba por hecho, sin contar conmigo, que yo aportaría los fondos de mi archivo. Cuando dije que no podía cederlos generosamente, que ésta era una cuestión para comentarla y llegar a algún acuerdo, el concejal de Turismo me dijo textualmente: ¾“Esto no le va a gustar a Fernando”.
            Y bien que he podido comprobar que no le gustó. El no querer regalar un patrimonio que he logrado reunir después de más de treinta años de trabajo, y que me ha costado  una dedicación permanente, mucho esfuerzo y dinero, acarreó que se me pusiera una cruz. Creo fundadamente que con este episodio comenzó el “desencuentro”. Pero sigo manteniendo que no estoy obligado, que no se me puede exigir “regalar” (para beneficio de los demás) lo que tanto me ha costado. Y, por consiguiente,  no es justo que si no lo hago se me pase factura y mi permanente y fructífera dedicación por Calatayud se ponga en entredicho.
            Mientras tanto, la empresa Audiomarket procedía al montaje de la estructura del Museo. Habían exigido al Ayuntamiento, en su propuesta, mi ineludible participación. La tuvieron en el máximo grado. Todos los textos, documentos, fotos, carteles, ... etc., que figuran en los paneles fijos instalados en dicho Museo son míos. Sin mi colaboración no hubiesen podido realizar el trabajo, por el que percibieron nueve millones y medio de pesetas. Y un servidor se quedó con la satisfacción de haber servido, una vez más, a su pueblo. Y con la placa que se colocó a la entrada del Museo, en la que se consigna mi  imprescindible aportación y se me cita como director científico. Un honor, el plasmado en esta placa que agradezco mucho, aunque, por lo visto, de nada me ha servido este “título”.
            En mayo de 1999 firmé un contrato con la Asociación CulturalLa Dolores” (creada por mí), en el cual, por los Derechos de Propiedad Intelectual y por la cesión de mis fondos al Museo, percibiría un porcentaje de la recaudación. Fue un acuerdo libremente aceptado por ambas partes, con el visto bueno del Ayuntamiento. En aquel momento no se sabía lo que pudiera recaudarse.
            En agosto de 1999, representando a la Asociación, firmé un Acuerdo de Colaboración entre el Ayuntamiento y dicha Asociación. En la cláusula segunda se estipulaba que: “La Asociación deberá respetar la estructura museográfica  esencial creada por el Ayuntamiento de Calatayud, teniendo atribuciones para la inclusión de las nuevas piezas que estime oportuno, bajo la supervisión de D. Antonio Sánchez Portero, director científico del Museo, quien tendrá poder decisorio en los aspectos relativos a la historia  y a la investigación sobre ‘La Dolores ”.
            A pesar de mi buena disposición y mi constante esfuerzo por limar diferencias, mis relaciones con los miembros de la Junta directiva de la Asociación fueron tensas. Me ponían toda clase de pegas y no me dejaban trabajar. En varias ocasiones fui tratado indebidamente. Sin consultar conmigo y sin mi conocimiento, firmaron un nuevo Acuerdo de Colaboración con el Ayuntamiento, en el que restando espacio al Museo de la Dolores, se “creaba” un museo etnográfico, y la bodega se destinaba a Sala de Exposiciones. También se suprimía la parte de la cláusula segunda del anterior acuerdo, en la que se me citaba como director científico con poder decisorio.
            Este acuerdo dio pie a la Junta de la Asociación para redactar y remitirme, con fecha 11 de junio de 2001, una carta bochornosa, indigna y llena de disparates: Se me considera “ex director científico”; “solamente la Sala 1 puede considerarse Museo de la Dolores”; “la Sala 2 y la Bodega forman un conjunto desligado nítidamente de la Sala 1”; me mantienen el porcentaje de la recaudación, pero dividido por la mitad; y “La entrada ordinaria de los Museos es considerada de la siguiente forma: visita sala 1, 100 pesetas/ visita Sala 2 y 3, 100 pesetas.” (El Ayuntamiento puede sentirse orgulloso ¾por la parte que le toca¾ de estos despropósitos.)
            Por último, me sugieren que “Para cualquier aportación, sugerencia constructiva o cambio de impresiones puede Vd. Ponerse en contacto por escrito enviando su solicitud a la dirección postal de nuestra asociación, cuya Junta Directiva podrá entrevistarse con Vd. si así lo desea. Todos los componentes de la Junta eran mis amigos y los había nombrado yo. ¡Sencillamente vergonzoso!
            A partir de junio de 2001, comencé a enviar a la Concejalía de Turismo los documentos y cartas, incluso esta citada del 11 de junio (recogidos posteriormente en un Dossier que obra en el Ayuntamiento), pidiendo con insistencia una reunión urgente por considerar “que la situación es tan delicada que hace peligrar gravemente la buena marcha del Museo” A pesar de mi insistencia y de la gravedad del asunto, no se entrevistó conmigo el concejal de Turismo hasta el 9 de octubre (cinco meses de tardanza).
            Como el concejal no tenía poder resolutivo y le era necesario consultar, la respuesta a mis proyectos, sugerencias, quejas y reivindicaciones se demoró hasta avanzado el mes de noviembre. Entonces, el concejal, me comunicó que el alcalde estaba con la mayoría, o sea con la Asociación, sin que hubiese tenido en cuenta lo razonable, lo justo y lo normal. Puse el grito en el cielo. Pedí una reunión a la asistieran el Ayuntamiento, la Asociación y yo. Se me contestó, que no era posible la participación del Ayuntamiento a esta reunión, porque no podía tomar partido por ninguna de ambas partes. ¡Asombroso!, porque hasta ese momento, según se puede demostrar, había estado claramente a favor de la Asociación, celebrando reuniones, firmando acuerdos, desoyendo mis quejas y no haciéndome el menor caso en un tema en el que tantas cosas tengo que decir.
            Haciendo un tremendo esfuerzo por aquella situación arbitraria y anómala, pensando en el Museo y en Calatayud ¾porque la situación era insostenible¾, propicié un acuerdo con la Asociación, que se materializó con nuestras firmas el 19 de marzo de 2001. Para llegar a él hice toda clase de concesiones y renunciaciones; no teniendo inconveniente en que la retribución que percibía experimentase una muy notable disminución. Admití el Museo Etnográfico (que considero inviable, y el anuncio colocado en la entrada de que puede visitarse es una tomadura de pelo, porque se ofrece lo que no existe), y acepté que en la Sala 2La Asociación tendrá potestad para cambiar o incluir cualquier objeto, siendo recomendable que consulte con el Sr. Sánchez Portero.)
            Para facilitar el acuerdo, retiré el párrafo siguiente: “El Sr. Sánchez Portero no es partidario ¾por no corresponderse con la realidad¾, que a esta Sala se la denomine o conceptúe como Museo Etnográfico. Si en algún momento comprendiera que se ve afectada la esencia y objetivos que debe cumplir el Museo de la Dolores, se reserva el derecho a exponer públicamente su opinión al respecto.
            No renuncié en este contrato a tener “plena autoridad para seleccionar y decidir qué piezas se exponen en la Sala 1 y en qué orden y lugar se colocan”, ni a poder acceder al Museo cuando lo estimara oportuno, a cualquier hora y por cualquier motivo. Se me reconocía como Director Científico y pasaba a ser Colaborador y Delegado Cultural.
            Este contrato, como pude comprobar en cuanto quise poner en práctica mis atribuciones, es papel mojado. Han llegado hasta a cambiar la cerradura para que no pudiese acceder al Museo. Y no hacen el menor caso a las sugerencias y observaciones que les propongo, fáciles de aplicar y que  redundarían ostensiblemente en beneficio del Museo. No han hecho nada, salvo la colocación de dos muñecos vestidos de baturros y de algún objeto cedido. El Museo se encuentra en la actualidad tal como lo ha diseñado y montado un servidor; y es grave ¾y alguien debe asumir esta responsabilidad¾ el que desde hace dos años, a pesar de mis quejas y advertencias por escrito, no se me ha permitido actualizarlo, mejorarlo y dotarlo con nuevas incorporaciones, como tengo en proyecto y he notificado a la Asociación y al propio Ayuntamiento.
            A pesar de ello, son ya muchos centenares de visitantes (quizás miles, entre las cerca de 100.000 personas que lo han visitado ¾43.000 pagando entrada), los que han dejado sus opiniones favorables en el Libro de Firmas. Comentarios que hay que tener muy en cuenta y analizar (algo que no se hace), porque refrendan y confirman la valoración de un personaje ¾La Dolores¾ hasta no hace mucho denostada, y a la que ponen como paradigma de lo debe ser una mujer avanzada para su tiempo, valiente y que debe servir de ejemplo. Muchos consignan su agradecimiento por poder conocer “la historia” de esta legendaria mujer.
            Por los motivos expuestos y otros, como incumplimientos de contratos,  tergiversaciones y comportamientos inadecuados hacia mi persona, no me quedó otro recurso que denunciar en unos artículos publicados en la prensa y radio locales estos hechos y esta situación anómala. Y puedo afirmar que mis graves acusaciones y denuncias no han sido rebatidas por la Asociación. En mis artículos, aunque tenía fundadas razones para estar quejoso, dejé al margen al Ayuntamiento. A partir de ahora reconsideraré esta actitud. Porque teniendo oportunidad de exponer esta absurda situación en numerosos medios nacionales que han solicitado mi concurso para entrevistas, reportajes o artículos, más que prudente he sido tonto, porque pocas personas hubiesen callado en mi situación.
            Sigue la Historia:
            En mayo de 2003, después de una NOTA publicada por la Asociación en Internet, escribí al Alcalde pidiéndole algo concreto: que la placa que se me dedica en el Museo tenga refrendo efectivo, o sea, que se me nombre oficialmente director del Museo de la Dolores. Se me prometió que pronto se me atendería; pero hasta el momento no he obtenido respuesta.
            El 29 de junio de 2003, entregué a través del Registro Municipal, a la concejala de Turismo, un Dossier con “Documentos relacionados con el Museo de la Dolores”, rogándole que en un tiempo prudencial me concediese una entrevista.
            Como pasó el tiempo prudencial y ésta no se realizaba, el 17 de enero de 2004, reclamé la entrevista porque “Urge mucho ¾decía¾ que hablemos de este asunto tan importante”, como es el del Museo.
            Al no obtener respuesta, el 4 de febrero de 2004, rogué al alcalde que se me concediera una entrevista, si no, me vería obligado a enviar una nota  a la prensa. Por lo que vi, dicha nota fue mano de santo, porque tuve el honor de que me llamara por teléfono el señor alcalde y me comunicó que se pondría en contacto conmigo la concejala.
            Mi entrevista con la concejala de Turismo, por fin, se realizó el día 5 de marzo, y expuse mis puntos de vista, proyectos y reivindicaciones, rogando que desearía tener una respuesta antes de que finalizase la siguiente semana (10 días después). De no ser así, cansado ya de dilaciones, tomaría determinadas medidas que puse con detalle en su conocimiento. También le entregué dos colecciones de fotografías del Museo, en las que se aprecia su estado antes y después de mi actuación.
            Transcurridos no diez días, sino más de un mes, acudí al despacho de la Concejalía de Turismo para recordar que estaba esperando una respuesta, y que si en un plazo breve no la tenía, me vería obligado a tomar las iniciativas que anuncié.
            Desde este día hasta la fecha actual, han transcurrido otros dos meses. Y seguimos en las mismas. Como esto es intolerable, voy a actuar en consecuencia. Y comenzaré dando a la publicidad esta nota.
            [Esta nota, junto a una carta, se la envié al Sr. Alcalde en el pasado junio. El 29 de este mismo mes me entrevisté de nuevo con la concejala, sin que se modificase la que considero anómala situación. Y después de varias cartas  que nos hemos cruzado, estoy a la espera de recuperar los fondos de mi pertenencia expuestos en el Museo. Este paso que me he visto obligado a dar, dejando el Museo de la Dolores casi vacío, me duele profundamente. Me consuela, en cierto modo, saber que todo el contenido de los paneles fijos es obra mía. No creo que se le ocurra a nadie, en recompensa, quitar el cartel que lo reconoce.]
                                                                      
                                                                       Antonio Sánchez Portero
            (Iba a salir en “La Comarca”, Semanario de Calatayud, el 3 de septiembre de 2004. Fue censurado este artículo y hubo presiones para que no se publicase.


MUSEO DE LA DOLORES

DAVID FRENTE A GOLIAT

            He tardado cinco años, pero ahora veo con claridad. Cuando firmé el acuerdo con la Asociación CulturalLa Dolores” para ceder los Derechos de Propiedad Intelectual y mis fondos para equipar el Museo de la Dolores, a cambio de percibir un porcentaje de la recaudación por las visitas al mismo, no era consciente de que firmaba mi calvario particular.
            Fue un acuerdo libremente aceptado por ambas partes, con el visto bueno del Ayuntamiento. Y podrá gustar más o menos, pero estoy en mi derecho, y no se me puede reprochar, que no renuncie a recibir una compensación por ceder un patrimonio que me ha costado más de treinta años reunir a costa de una dedicación absoluta, mucho esfuerzo y, no se olvide, mucho dinero. Máxime si lo que hasta el momento he percibido ha sido poco más o menos lo que me he gastado en enmarcar y acondicionar las piezas para que pudieran ser expuestas (se trata de más de 200). Lo que no es justo ni normal es el trato que he recibido de dicha Asociación y del propio Ayuntamiento.
           A pesar de mi tolerancia, de mi afán de concordia, de mis concesiones y renuncias ¾que puedo demostrar¾, el trato recibido ha sido tan inadecuado que, como única salida, me he visto obligado a tomar la dolorosa resolución de llevarme mis pertenencias expuestas en el Museo.
            Esta decisión la comuniqué al señor alcalde por carta, y le decía: “Hasta el último momento he confiado en que no me vería obligado a escribir esta carta. Lamento muchísimo notificar a este Ayuntamiento que el sábado, 4 de septiembre, a las nueve de la mañana, procederé a retirar del Museo de la Dolores todos aquellos fondos de mi propiedad expuestos en el mismo. En el dossier que envié a este Ayuntamiento figura una relación actualizada de dichos objetos.
            Aunque en el contrato suscrito con la Asociación CulturalLa Dolores” para la cesión de estos fondos no hay nada al respecto, aviso con tiempo (así como a la Asociación) a los efectos que sea oportuno tomar por esta Alcaldía. Confío en que no se me pondrá ningún inconveniente ¾no tiene por qué haberlo¾ para que recupere mis pertenencias.
            Insisto, lo lamento y me duele mucho esta decisión que me veo obligado a tomar. Espero que no se vea en ello nada personal. Un cordial abrazo.
           
            La contestación del alcalde no se hizo esperar. Me comunicaba que el Ayuntamiento no tenía inconveniente en que retirara mis fondos, pero que tendría que efectuarse después del 13 de septiembre, puesto que la fecha que indicaba coincidía con las fiestas de septiembre y con las vacaciones de los funcionarios que deberían estar presentes durante el traslado de los objetos.
            Añadía que lamentaba profundamente mi decisión, después de toda la labor de difusión y promoción que el Ayuntamiento ha hecho de mi obra en numerosos Medios de comunicación, y de la colaboración que he recibido en todo momento.
            Y finalizaba su carta diciendo: “Simplemente quiero que sepas que es absolutamente lamentable que antepongas los intereses personales a los de toda la ciudad de Calatayud.”
            Contesté que no hay ninguna cláusula en el acuerdo de que firmé con la Asociación, que finalizó el pasado 19 de marzo, que condicione la retirada de mis pertenencias.
            La cláusula final de dicho acuerdo dice: “La duración del presente acuerdo de colaboración entrará en vigor en el día de su firma (19 de marzo de 2002), y tendrá una duración de dos años, al término de los cuales podrá prorrogarse o redactarse uno nuevo, de acuerdo con ambas partes.”
            Como no se ha prorrogado ni redactado otro acuerdo, el anterior quedó nulo, y estimo que puedo proceder a la retirada de mis fondos sin ninguna limitación.
            En consecuencia, decía al señor alcalde que quería recuperar mis fondos “inmediatamente, a partir del recibo de esta nueva carta (con fecha 12 de agosto) y antes , por supuesto, de 4 de septiembre. La excusa de falta de personal, por estar de vacaciones, no es verosímil y no sirve. Sólo es necesaria una persona y buena voluntad, que sigue faltando. Además, el acuerdo lo suscribí con la Asociación CulturalLa Dolores”, y con que estuviera presente una representación de esta entidad debería ser suficiente.”
            “Si durante las fiestas de septiembre ¾añadía¾ el emblemático Museo de la Dolores presenta un aspecto insólito, y es la comidilla de todos los que nos visiten, y de España entera, no seré yo precisamente el culpable de este desaguisado. También deberíais ir pensando en el pretexto o excusa que vais a ofrecer a los bilbilitanos y a la opinión pública en general, para  justificar el no conceder lo que solicito. Por la visto, la placa expuesta en el Museo en la que se reconoce que es fruto de mi inestimable colaboración y se me cita como “director ciéntífico”, ha resultado ser una broma de mal gusto, sobre todo después de haber sido un servidor quien ha seleccionado y colocado prácticamente todo lo que hay expuesto.
            Sobre la promoción que el Ayuntamiento ha hecho de mi obra, y de la colaboración que he recibido en todo momento, no opino lo mismo, y oportunamente expondré mis razones. Por ejemplo, esta situación a la que hemos llegado es muy ilustrativa. Y si mal no recuerdo, hay pendiente un litigio sobre el tríptico “La leyenda de la Dolores”, que va a dar mucho que hablar si la Concejalía de Turismo mantiene su ilógica postura.
            Yo no antepongo, querido Alcalde, mis intereses personales a los de toda la ciudad de Calatayud. Durante toda mi vida he dado pruebas de lo contrario. Lo que es absolutamente lamentable es el trato injustificado que recibo por parte de quienes deberían reconocer y agradecer los servicios que presto a nuestra ciudad. No trabajo por el premio, lo hago por convicción y porque es mi deber. Porque para mí, Calatayud, es siempre una prioridad y lo seguirá siendo. Pero por dignidad, no debo renunciar a lo que me corresponde ¾ser director del Museo de la Dolores¾ y me he ganado a pulso; ni debo quedarme impasible viendo que otros se ponen las medallas. Podían compartirlas conmigo, digo yo.
            Como mi deseo es agotar todas las vías que puedan conducir a un entendimiento, antes de que el conflicto se desbordase de forma irreversible, intenté un cara a cara con el señor alcalde el pasado 23 de agosto. No pudo ser. Tuve que contentarme con hablar con él por teléfono. El entendimiento fue de todo punto imposible. Me dijo que el acuerdo de colaboración firmado entre el Ayuntamiento y la Asociación no permitía que retirase mis fondos cuando lo deseaba. Y mientras le exponía mi desacuerdo, se interrumpió la conversación. Creo que fue algo imprevisto, porque tengo la completa seguridad de que el señor alcalde es incapaz de cometer esta descortesía.
            Este acuerdo no debe afectarme para nada, porque no intervine en él. No obstante, la CLÁUSULA TERCERA del mismo, dice que los propietarios de las piezas cedidas en depósito (no es este mi caso) “podrán retirar las piezas de su propiedad cuando lo deseen, previa la petición por escrito a la Concejalía de Turismo, al CENTUR, o al Excelentísimo Ayuntamiento, con un mes de antelación.”
            Y la CLÁUSULA NOVENA.¾ DURACIÓN DEL ACUERDO, dice en su punto final: “No obstante podrá ser denunciado por cualquiera de las partes con una antelación de un mes de la fecha en que se desee que se rescinda este acuerdo de colaboración.”
            La carta que dirigí al alcalde pidiendo la retirada de mis fondos lleva fecha del 7 de agosto. Si las cuentas no me fallan, el mes de plazo se cumple el 7 de septiembre. Confío y espero que se obre en consecuencia.

                                                                       Antonio Sánchez Portero

(Publicado en “La Comarca” el 20 de agosto de 2004)

MUSEO DE LA DOLORES

¿NEGLIGENCIA O TOMADURA DE PELO?



            Es de dominio público y está ampliamente documentado que si no hubiese sido por mi labor durante más de treinta años, no hubiese sido posible la restauración del Mesón de la Dolores, la creación de su Museo, y la reivindicación de este universal personaje, “La Dolores”, que de un baldón y un motivo de pitorreo para Calatayud, ha pasado a ser una heroína, prototipo de mujer avanzada, y principal resorte para el resurgir turístico de la ciudad.
            El Museo ¾y pido disculpas por lo que la anterior y esta afirmación puedan tener de vanidosas¾ es obra mía. Tanto los paneles fijos, que no podrían haberse realizado sin mi colaboración, como la elección y disposición del resto de las piezas que lo componen, que en un 95% son de mi propiedad. Por la cesión de ellas, adecuadamente enmarcadas y acondicionadas para su exposición, a mi costa, percibo un canon simbólico, que durante los últimos 12 meses ha ascendido a 874’87 euros, o sea, 72’87 al mes.
            Pues bien, en este momento ¾vengo denunciándolo públicamente desde hace mucho tiempo¾ no pinto nada para la Asociación Cultural de “La Dolores”(Asociación creada por mí), encargada de dirigir el Museo, de la que he recibido multitud de desaires e inconveniencias; ni para el Ayuntamiento, que me ignora totalmente contra toda razón y justicia.
            A la entrada del Museo hay una placa colocada por el Ayuntamiento que reza: “Este museo dedicado al singular personaje de la Dolores es fruto de la inestimable colaboración de su director ciéntífico D. Antonio Sánchez Portero”, pero no tiene ningún valor práctico. De hecho, no puedo acceder al Museo, porque hace meses la Asociación cambió la cerradura para que no pudiese hacerlo, y el Ayuntamiento muestra una actitud pasiva y no toma en consideración las reiteradas reclamaciones que le comunico por escrito.
            Desde hace tres años vengo quejándome de esta anómala situación. En mi afán de concordia y siempre pensando en lo mejor para Calatayud, e ido haciendo concesiones y renuncias de todo tipo, sin que mi actitud haya servido para nada práctico. Y ha llegado el momento muy doloroso para mí, no pudiendo aguantar  ya más, de decir ¡hasta aquí hemos llegado!, ¡¡basta!!
            En suma, lo que solicito es lo siguiente: Que la singular y magnífica bodega medieval se pueda contemplar en todo su esplendor, sin que sus paredes y arcos permanezcan ocultos por los paneles de la exposición permanente de pinturas; que parte de dicho museo deje de conceptuarse como etnográfico, porque es inviable se mire como se mire y es un contrasentido. Todo el espacio debe ser solamente destinado a Museo de la Dolores. Un museo único en el mundo, dedicado a un personaje universal, que debe tener características propias. También pido  que se me considere y reconozca oficialmente director de dicho Museo de la Dolores.
            Como esto tan lógico, tan sencillo y tan justo no lo consigo, no me queda más remedio que dar a conocer a la opinión pública la última carta que he dirigido al Ayuntamiento. El siguiente paso será comunicarle, así como a la Asociación, el día en que procederé a retirar y recuperar mis pertenencias del Museo de la Dolores. ¡Ah!, e informar cumplidamente a la opinión pública de todo lo que viene sucediendo desde hace tres años para que la verdad no se distorsione.
            Deseo dejar algo bien claro que nuestras discrepancias no deben afectar a las personas, y en este sentido actúo y lo seguiré haciendo, salvo que circunstancias no deseables me impongan cambiar de actitud. Aunque este asunto es muy doloroso para mí, lo afronto con espíritu deportivo, sin acritud hacia nadie. Dicha carta, con fecha 14 de julio de 2004, dirigida a la Concejalía de Turismo, es la siguiente:

            “Sra. concejala y estimada amiga: Siento exponer que estamos en las mismas, y que mi disgusto e indignación se mantienen en todo su vigor. Suponía que en la reunión que tuvimos el pasado día 29 se iba a contestar a las demandas concretas que formulaba al alcalde en la carta con fecha del pasado 14 de junio, y que el asunto quedaría zanjado definitivamente.
            No ha sido así. Se me siguen dando largas, y se me pide que realice de nuevo la petición, incluyendo ahora un elemento nuevo. Considero que con la petición enviada en dicha carta es suficiente. Estimo que es labor de esta Concejalía elaborar el informe, cumplir los trámites necesarios y seguir los pasos preceptivos para que se me conteste.
            Habida cuenta de la composición actual del Ayuntamiento, si no se atiende lo que solicito, no cabe duda de a quien se debe la denegación. Y cabe hablar de falta de voluntad para acceder a mis justas reivindicaciones. Estoy ya cansado y no aguanto más. En el caso de que no se atiendan antes de que finalice el presente mes, me veré obligado, sin más, a poner en práctica las actuaciones que reiteradamente he anunciado.
            Si como espero (confío en que se imponga la sensatez) se me concede lo que solicito, a tenor de los proyectos y de la actitud que tome el Ayuntamiento sobre el Museo, será llegado el momento de hablar de los fondos de mi propiedad expuestos en él. Porque conviene ir paso a paso y cada cosa a su debido tiempo.
            Me entristece, María Amor, que encuentres normal el retraso de nueve meses ¾después de otras demoras más largas¾, en recibir a una persona que solicita una entrevista con urgencia para tratar de un tema trascendente; o que encuentres lógico que se esté con la mayoría, aunque ésta no sea justa ni tenga razón; y que un servidor tenga que “emplear” un tiempo en intentar que comprendas algo que es de dominio público, y por si esto no te sirve, algo que está ampliamente documentado, a saber: que sin mi dedicación y mis actuaciones a lo largo de más de treinta años, no hubiese sido posible la conservación y restauración del Mesón de la Dolores  y la creación de su Museo. Y no sólo esto, sino algo de mucha más trascendencia, como es el conseguir la reivindicación de la Dolores, el liberarnos de un sambenito que nos amargaba, y el lograr cambiar la mentalidad de nuestro pueblo. Me duele a estas alturas tener que recordar estas cosas.
            El Museo, que tan caro me ponéis, es fruto de mi inestimable colaboración. No lo digo yo, sino el mismo Ayuntamiento en una placa con la que ha pretendido honrarme, aunque de poco me sirve. Porque, por lo visto ¾no cabe pensar otra cosa¾ se me ha utilizado, se me ha exprimido y, ahora, después de cinco años de funcionamiento de un Museo que he creado y he montado yo, se quiere prescindir de mí. Y conste que no veo fantasmas, que puedo justificar lo que digo.
            Todo mi trabajo, alabado por la mayoría ¾por una gran mayoría¾, no se puede poner en entredicho diciendo que a algunas personas no les gusta el Museo, o que a ti, particularmente, María Amor tampoco te gusta. Hay que concretar. Qué personas, cuántas, y por qué no les gusta. A mi insistente pregunta, durante nuestra entrevista, me respondiste que a unos amigos tuyos no les gustaba parte de lo expuesto en la sala inclinada por la que se accede a la Bodega.
            ¡Ni a mí tampoco! Pero se da la circunstancia, que hay que tener muy en cuenta, que en febrero de 2003 ¾hace más de un año¾, envié a la Asociación de “La Dolores” unas “Sugerencias” para aplicar en esta sala y en la Bodega (páginas 102 y 103 del Dossier) que con un gasto mínimo hubiese mejorado extraordinariamente esta sala; y sin ningún gasto se hubiese combatido la escandalosa y progresiva humedad de la Bodega.
            Pero los miembros de la Junta de la Asociación no me hicieron el menor caso, como nunca me lo han hecho sobre otras cuestiones, a pesar de mi insistencia y de mis constantes indicaciones  en pro de mejorar el Museo. Lo grave es que el Ayuntamiento, que se supone debería velar por la buena marcha del mismo, y que debería conocer estas “Sugerencias”, porque estaban incluidas en el Dossier que entregué en el Registro Municipal en julio de 2003, no ha tenido en cuenta ni esta ni ninguna otra de mis continuas comunicaciones que les he remitido desde hace más de tres años. Además, se da la circunstancia de que nunca he tenido libertad para actuar en esta sala, y desde hace casi de dos años no puedo acceder al Museo cuando permanece cerrado al público, porque, incumpliendo un acuerdo, la Asociación ha cambiado la cerradura, y el Ayuntamiento adopta una incomprensible actitud pasiva.
            Por estos motivos expuestos, no consiento y me indigna que se valore negativamente el conjunto del Museo por esta sala, y que quien lo hace seas precisamente tú, María Amor, la concejala de Turismo. No deseo enfadarme contigo, ni con nadie; pero quiero que se me haga un mínimo de justicia y que se me tenga en cuenta en un tema que, aunque sólo sea por el tiempo que le he dedicado, soy en él un especialista y he demostrado con creces mi competencia y mi capacidad.
            A pesar de las deficiencias citadas, y de algunas otras, que seguramente las habrá, el Museo gusta mucho a miles de visitantes, y ahí están sus testimonios elogiosos en los Libros de Firmas. Son muy valiosos, no ya por el Museo en sí, sino por lo que expresan sobre el personaje de la Dolores, al que ven ahora de una forma totalmente positiva para Calatayud, gracias al mensaje que intento transmitir por medio de lo que hay expuesto. Mensaje que observo con satisfacción que es captado. Es ilógico y penoso que no concedáis ningún valor a estos testimonios.
            Otro objetivo primordial que persigo es que los visitantes tomen conciencia de la universalidad de la “Leyenda de la Dolores” y del extraordinario Patrimonio Cultural que ha generado. En este Ayuntamiento, no os habéis dado cuenta de la transcendencia que tiene este asunto, y creéis que los elementos expuestos a propósito, que contribuyen a que se consigan estos fines, están de más, sobran, carecen de valor, y pretendéis que se eliminen. Es un error que procuraré evitar.
            Ante la reticencia a nombrarme director del Museo, que sería lo lógico y lo justo; al pensar (eso he deducido de nuestra conversación) que con los paneles fijos, unas cuantas fotografías y alguna otra cosa ya está listo el Museo y sobra todo lo demás, o sea, mis fondos; teniendo en cuenta vuestro deseo de que las visitas sean gratuitas y, por consiguiente, ya no haría falta una persona fija que se encargue de su vigilancia; y si además se cuenta con el asesoramiento de una licenciada en Arte, pero no en el tema que nos ocupa, en el que el licenciado es un servidor, no es difícil adivinar la futura situación: Se prescinde de mí y puedo llevarme mis cosas.
            Si no es así, pido disculpas. Pero si fuese cierto lo que pienso, no voy a permitir que todo mi esfuerzo se desvirtúe y la reivindicación de la Dolores se quede a medio camino. Todo lo que he expuesto en el Museo obedece a un fin, en parte logrado. Un fin que nadie mejor que yo sabe cual es, así como el camino que hay que seguir para conseguirlo. No es otro el camino ¾la principal baza del mismo¾  que el Museo. Pero no un Museo de cualquier manera.
            Y no voy a renunciar al honor que me corresponde y me he ganado a pulso, de ser el director de dicho Museo. Mas claro, agua. Es lamentable que tenga que decir estas cosas. Si no se me hace justicia y no se me concede este cargo, se me pone en el disparadero de reaccionar de la única manera posible. De momento, dad por hecho que todas estas cartas, o lo que sean, que me obligáis a escribir, perdiendo un tiempo que podría emplear, por ejemplo, en la Antología de Poetas o en otras investigaciones que tengo entre manos, van a ser dadas a conocer a la opinión pública.
            Soy consciente de que esta comunicación es muy extensa; pero considero que tiene la medida que necesita un asunto de la trascendencia de éste. Pronto nos hemos olvidado de que nos daba vergüenza de que nos mentasen a la Dolores.
            Reitero, si el 1 de agosto no tengo por escrito contestación a mis reivindicaciones, sin más dilación pondré en práctica las medidas que he anunciado.
            Cordialmente, y con mi mejor deseo de que lleguemos a un completo acuerdo en beneficio de Calatayud.”